martes, 2 de diciembre de 2008

TEXTOS DEL MOVIMIENTO OBRERO (I)

AQUÍ OS DEJO UNA PRIMERA TANDA DE TEXTOS SOBRE DIFERENTES ASPECTOS DEL MOVIMIENTO OBRERO. SI TENEIS ALGUNA DUDA, PREGUNTAD EN CLASE..

"No; la vida de aquel modo no tenía ciertamente nada de agradable. Trabajaban como bestias en una faena que en otras épocas se reservaba para los presidiarios, y se exponían diariamente a morir aplastados por las rocas, sin conseguir ganar para comer siquiera.
Claro está que comían, pero solo lo estrictamente necesario para no morirse, y eso a fuerza de contraer deudas, y como si robasen el dinero que ganaban. Cuando llegaba el domingo, dormían rendidos del trabajo de la semana. No tenían más placeres que emborracharse o cargarse de familia, cuando lo que estorbaban eran los hijos. No, no tenía nada de agradable aquel modo de vivir.
La mujer de Maheu se mezclaba entonces en la conversación. –Lo malo es –decía– pensar que no hay medio de que esto varíe (…). Cuando joven, se imagina una que llegará la felicidad, porque se espera, sin saber en qué; y luego no se sale nunca de la miseria (…). Yo no deseo mal a nadie; pero hay veces que estas injusticias me sublevan."
ZOLA, E.: Germinal, 1885

En esta fábrica trabajan 1.500 personas, y más de la mitad tienen menos de 15 años. Se dice que no se admite a nadie menor de 9, pero algunos niños, dado su aspecto, podríamos suponer que tenían uno o dos años menos. La mayoría de los niños están descalzos. El trabajo comienza a las cinco y media de la mañana y termina a las siete de la tarde, con altos de media hora para el desayuno y una hora para la comida. Los mecánicos tienen media hora para la merienda, pero no los niños ni los otros obreros. Sabemos por otra parte, que en muchas fábricas no se concede tiempo para el desayuno. En ellas además el polvo es mucho mayor, particularmente en las salas de cardado; y se presta menor atención a la salud de los obreros.
Cuando estuve en Oxford Road, Manchester, observé la salida de los trabajadores cuando abandonaban la fábrica a las doce de la mañana. Los niños, en su casi totalidad, tenían aspecto enfermizo; eran pequeños, enclenques e iban descalzos. Muchos parecían no tener más de siete años. Los hombres, en su mayoría de dieciséis a veinticuatro, estaban casi tan pálidos y delgados como los niños(...) Aquí ví o creí ver una raza degenerada, seres humanos achaparrados, debilitados y depravados, hombres y mujeres que no llegarán a ancianos, niños que nunca serán adultos sanos . Era un espectáculo lúgubre...”

DoctorC. Turner Thackrah, Los efectos de los oficios


"Los obreros de diferentes profesiones se quejan de la insuficiencia de sus salarios para satisfacer a sus necesidades... Unos combaten la legitimidad de nuestras reclamaciones y aconsejan a nuestros burgueses que rechacen sin piedad nuestras demandas; otros nos dicen que tengamos paciencia, como si hubiese tiempo de espera cuando se tiene hambre. Los que sufrimos no contamos sino con nosotros mismos; nosotros sentimos el mal y buscamos un remedio inmediato y eficaz; apliquémoslo. Creo que lo encontraremos en la asociación {...} Así, el primer paso debe ser formar un cuerpo compuesto de todos los trabajadores, dar a este cuerpo una administración que lo gobierne, una comisión que discuta con los patronos los intereses del cuerpo profesional {...} A una señal dada por ella todos los trabajadores abandonarán los talleres y estarán en huelga para obtener de los patronos el aumento de precio reclamado. Pero no alcanzareis el objetivo que os habéis propuesto si no conseguís formar una Asociación de todas las profesiones... Los derechos, los intereses de los obreros son siempre los mismos, aunque pertenezcan a distintas profesiones; defendiendo los derechos y los intereses de una profesión, se protegen los derechos e intereses de todas las demás."
Efrahem: De la association des ouvriers de tous les corps de l’etat, 1833

Sabido es que un gran número de obreros y jornaleros, en diversas partes del Reino, han intentado, mediante reuniones y coaliciones ilegales, obtener un aumento de salario o perseguir otros fines ilegales. Se ha hecho preciso tomar medidas muy enérgicas con el fin de evitar la formación de dichas coaliciones, imponiendo a los culpables un castigo rápido y ejemplar.
Por tanto, se decreta que todos los contratos, convenios y acuerdos de cualquier clase, hechos o firmados con, por o entre jornaleros, manufactureros u otros obreros, dentro de este Reino, con el fin de reducir o alterar sus horas habituales de trabajo o para disminuir la cantidad de trabajo o para impedir o dificultar la cantidad que cualquier persona puede emplear a cualquiera que él piense que es apropiado para trabajar en la fábrica, será ilegal, nulo y sin validez.
Y todos los jornaleros y obreros que sean culpables de cualquiera de las citadas infracciones, habiendo sido declarados convictos de ello…, serán, por orden de dichos jueces, entregados y encarcelados durante un tiempo no superior a tres meses, o serán entregados a un Reformatorio y cumplirán trabajos forzados durante un tiempo que no exceda de los dos meses.
Anti‐Combination Act (1800)

Pedimos que en la elaboración de las leyes pueda ser escuchada, sin cortapisas, la voz de todos. Cumplimos con los deberes de hombres libres; queremos, pues, tener los derechos. Es por lo que solicitamos el sufragio universal. Este sufragio, para estar libre de la corrupción de los ricos y de las violencias de los poderosos, debe ser secreto {..}. Las elecciones frecuentes son esenciales: solicitamos parlamentos anuales. Pedimos que la aprobación de los electores sea el único criterio exigido para formar parte del Parlamento, y que todos los diputados se vean compensados por una remuneración justa y adecuada, a cargo del tesoro público, como indemnización por el tiempo que consagran al servicio de la nación.
Petición de los cartistas de Birmingham, 1838

El capitalista pone a trabajar a su obrero. En un tiempo determinado el obrero realiza el trabajo representado por su salario semanal. Supongamos que el salario semanal de un obrero representa 3 días de trabajo. En este caso, el obrero que empieza a trabajar el lunes, el miércoles ya ha restituido al capitalista. ¿Deja por eso de trabajar?. En absoluto. El capitalista ha comprado el trabajo de una semana y el obrero ha de continuar trabajando durante los días que quedan. Este trabajo excedente del obrero, por encima del tiempo necesario para reemplazar su salario, es la fuente de la plusvalía. Es la fuente del beneficio. Es la fuente de la creciente acumulación de capital...
F. Engels, Recensión de El capital, 1868

La historia de toda la sociedad hasta nuestros días no ha sido sino la historia de las luchas de clases.
Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, nobles y siervos, maestros artesanos y jornaleros, en una palabra, opresores y oprimidos en lucha constante, mantuvieron una guerra ininterrumpida, ya abierta, ya disimulada, una guerra que terminó siempre bien por una transformación revolucionaria de la sociedad, bien por la destrucción de las dos clases antagónicas.
La sociedad burguesa moderna, que se alza sobre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido los antagonismos de clase. Lo que ha hecho ha sido crear nuevas clases, nuevas condiciones de opresión, nuevas modalidades de lucha, que vienen a sustituir a las antiguas.
Sin embargo, nuestra época, la época de la burguesía, se caracteriza por haber simplificado estos antagonismos de clase. Hoy toda la sociedad tiende a dividirse, cada vez más en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases antagonistas: la burguesía y el proletariado.
Y la burguesía no sólo forja las armas que han de darle la muerte, sino que además pone en pie a los hombres llamados a manejarlas; estos hombres son los obreros modernos, los proletarios.
En la medida en que se desarrolla la burguesía, es decir, el capital, se desarrolla también el proletariado, esa clase obrera moderna que sólo puede vivir encontrando trabajo. El obrero, obligado a venderse a trozos, es una mercancía como otra cualquiera sujeta, por tanto, a todos los cambios y modalidades de la competencia, a todas las fluctuaciones del mercado. La existencia y la dominación de la clase burguesa tienen por condición esencial la concentración de la riqueza en manos de unos cuantos individuos, la formación e incremento constante de capital; y éste a su vez no puede existir sin el trabajo asalariado. El trabajo asalariado descansa exclusivamente sobre la competencia de los obreros entre sí. Los progresos de la industria, cuyo agente involuntario y pasivo es la burguesía, imponen en vez del aislamiento de los obreros por la competencia, su unión revolucionaria por la organización. Y así, al desarrollarse la gran industria, la burguesía ve tambalearse bajo sus pies las bases sobre las que produce y se apropia lo producido. Produce, ante todo, a sus propios enterradores. Su caída y el triunfo del proletariado son igualmente inevitables”.
Marx, El manifiesto comunista, 1848

La invención y el uso de la máquina de cardar lana, que tiene como consecuencia reducir la mano de obra de la forma más inquietante produce (en los artesanos) el temor serio y justificado de convertirse, ellos y sus familias, en una pesada carga para el Estado. Constatan que una sola máquina, manejada por un adulto y mantenida por cinco o seis niños realiza tanto trabajo como treinta hombres trabajando a mano según el método antiguo (...). La introducción de dicha máquina tendrá como efecto casi inmediato privar de sus medios de vida a gran parte de los artesanos. Todos los negocios serán acaparados por unos pocos empresarios poderosos y ricos (...). Las máquinas cuyo uso los peticionarios lamentan se multiplican rápidamente por todo el reino y hacen sentir ya con crueldad sus efectos: muchos de nosotros estamos ya sin trabajo y sin pan.
Extraído del Diario de la Cámara de los Comunes, 1794
"Information has just been given that you are the owner of those detestable shearing frames, and i have been asked by my men to give you a warning to pull them down. If they are not taken down by the end of next week, i shall send at least 200 men to destroy them. If you fire at my men, they have orders to murder you and burn all your houses. Go to your neighbours and inform them that the same fate awaits them if their frames are not taken down.”
Signed by the general of the army, Ned Ludd
“No tengo más ropa que la de mi trabajo: algunos pantalones y una chaqueta rota...Arrastro las vagonetas bajo tierra a lo largo de media legua, ida y vuelta. Las arrastro durante once horas diarias con la ayuda de la una cadena atada a mi cintura. Las heridas que tengo en la cabeza me las he hecho descargando vagonetas. Los hombres del equipo al que estoy atado trabajan desnudos, salvo el casco en la cabeza. Algunas veces cuando no soy rápido, me golpean."

Manifestaciónes de un niño trabajador de doce años. Extraído de LAZO, A. Revoluciones del mundo moderno.
«En la tarde del viernes, alrededor de las cuatro, un numeroso grupo de revoltosos atacó la fábrica de tejidos pertenecientes a los señores Wroe y Duncroft, en West Houghton (...), y, encontrándola desprotegida, pronto se apoderaron de ella. Inmediatamente la incendiaron y todo el edificio con su valiosa maquinaria, tejidos, etc., fue completamente destruido. Los daños ocasionados son inmensos, habiendo costado la fábrica sola 6.000 libras. La razón aducida para justificar este acto horrible es, como en Middleton, el "tejido a vapor". A causa de este espantoso suceso, dos respetables familias han sufrido un daño grave e irreparable y un gran número de pobres han quedado sin empleo. Los revoltosos parecen dirigir su venganza contra toda clase de adelantos en las maquinarias. ¡Cuán errados están! ¿Qué habría sido de este país sin tales adelantos?»

Annual Register, 26 de abril de 1812.
"Trabajo en el pozo de Gawber. No es muy cansado, pero trabajo sin luz y paso miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y media de la mañana, y salgo a las cinco y media de la tarde. No me duermo nunca. A veces canto cuando hay luz, pero no en la oscuridad, entonces no me atrevo a cantar. No me gusta estar en el pozo. Estoy medio dormida a veces cuando voy por la mañana. Voy a escuela los domingos y aprendo a leer. (...) Me enseñan a rezar (...) He oído hablar de Jesucristo muchas veces. No sé por qué vino a la tierra y no sé por qué murió, pero sé que descansaba su cabeza sobre piedras. Prefiero, de lejos, ir a la escuela que estar en la mina."

Declaraciones de la niña Sarah Gooder, de ocho años de edad. Testimonio recogido por la Comisión Ashley para el estudio de la situación en las minas, 1842.

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